Existen personas que llegan a tu vida y permanecen por un largo tiempo en ella; durante un periodo extenso, vas aprendiendo muchas cosas acerca de ellas, construyes momentos, creas vivencias que estarán a tu lado durante tu estancia en este plano, son como pilares que te ayudan a estar de pie en las etapas difíciles, y a su vez, están presentes en los tiempos de alegría y felicidad.
Son maestros, también alumnos, el intercambio de enseñanzas es reciproco, y sientes un lazo diferente al que tienes con el resto; en cada instante de tu vida están ahí y ambas trabajan de forma simultanea para que esta relación se mantenga, crezca como una flor, y sea autentica de admiración; a estas personas las llamamos por lo general mejores amigos y se convierten en la familia que uno elige.
Muchas veces la causa es un malentendido, otras diferencias de pensamiento, también existen aquellas separaciones que van atadas al poco tiempo que se les dedica, o quizás la lejanía en el que ambos mundos se desenvuelven, en todas las versiones duele y hace añorar el pasado, aquel sentimiento de adrenalina, emoción y alegría que se sentía cuando se conversaba con estos maestros/estudiantes con los que hemos tenido la dicha de encontrarnos.
Cuando una amistad es para toda la vida, probablemente estos seres de luz regresen, con nuevas lecciones que transmitirnos, la distancia a veces trae muchos beneficios para una amistad, ya que ayudan a renovar y es como conocer a alguien por segunda vez, pero ya con la certeza que esa persona es increíble, y tiene el honor de llamarle amigo.
Por esa razón, cuando te encuentres triste ya que uno de los que fueron tus mejores amigos no esta, sonríe y recuerda todo lo compartido a su lado, da gracias a la vida por haberlo cruzado en tu vida y mándale mucha luz donde quiera que se encuentre; probablemente el destino los vuelva a cruzar mas adelante, mas grandes, mas maduros, y con mas entendimiento de la vida, pero con la misma esencia que te hacia feliz.
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