“Cuando se deja de soñar, se empieza a morir” una
frase que se me vino a la mente y me ha hecho reflexionar muchísimo. Tener un
sueño y cumplirlo es lo más maravilloso que se puede hacer en la vida, te da
una satisfacción gigantesca ya que fuiste parte del nacimiento de la idea, de
la construcción del camino y de la creación del objetivo planteado. Tener una
meta nos da motivación, hace que trabajemos arduamente para luego sonreír
cuando logramos lo que habíamos deseado. El problema viene dado cuando ya no
tenemos un horizonte, nada que nos entusiasme.
Cuando no tenemos objetivos que
cumplir, nos sentimos perdidos, como si nuestra vida no tuviese sentido alguno.
La luz se va de nosotros y caemos en una inmensa oscuridad, llena de tristeza,
nos volvemos inservibles para el mundo y la depresión es tal que podemos hasta
desear terminar con nuestras vidas. Si dejamos de soñar, los colores
desaparecen y no vamos a tener razón alguna para despertar el día siguiente.
Nunca debemos dejar de
plantearnos una meta, y al cumplirla, debemos soñar con algo mucho más grande,
que le dé sentido a nuestra existencia. Estas metas no necesariamente tienen
que ser materiales, también entran en lo espiritual, en aquello que llene
nuestra alma, que nos haga sonreír y sentir que estamos haciendo algo bueno en
el mundo.
Jamás es tarde para aprender
algo, para realizar un viaje, o simplemente para mejorar algo de nuestra
persona. Solamente hace falta el deseo para lograrlo. Cuando queremos lograr un
objetivo, debemos evaluar las múltiples opciones que tenemos para cumplirlo,
pero no ser tan estrictos en el camino que debemos seguir para alcanzarlo, ya
que precisamente el destino nos presenta atajos, unos cortos, otros largos, que
le dan un plus al logro, lecciones que jamás olvidaremos.
A veces pensamos que estamos muy
viejos para emprender un camino, pero ahí es cuando más nos equivocamos, ya que
la edad no es determinante, todo lo contrario, nos da más sabiduría, nos hace
evitar aquellos errores que quizás hubiésemos cometido siendo más jóvenes, y a
su vez, nos da más satisfacción a la hora de obtener lo que queríamos, ya que
valoraremos con creces los logros obtenidos.
El soñar no tiene un límite,
gracias a los sueños hoy en día tenemos cosas maravillosas. Cuando una persona
sueña, se vuelve un artista a punto de crear una obra fascinante, debe buscar
solamente un lienzo, pinturas y un pincel, y empezar a darle vida a eso que hay
en la mente; quizás al principio sea difícil, pero con un poco de constancia,
optimismo y confianza en sí mismo, se podrá lograr lo inimaginable.
Si nos sentimos perdidos, debemos
sentarnos y pensar acerca de que cosas nos gustaría hacer, una vez definidas,
colocar una fecha, y luego empezar a trabajar para cumplir dicha meta. Algunas
veces la planificación inicial cambiara, pero no debemos temer ante los
inconvenientes que se pueden presentar, muchas veces estos percances le dan más
sabor al proceso, y nos dejan lecciones como plus.
Es bueno tener una agenda de las
cosas que queremos realizar, cada vez que se nos venga algo en la mente,
anotarlo; esto servirá para esos días en los que todo lo vemos gris, bastara
con abrir nuestro diario de sueños y ver todas esas cosas que debemos hacer,
nos dará la motivación necesaria para levantarnos y entender que tenemos mucho
trabajo por hacer.