No todos los días son
alegres, tampoco tenemos que tratar de cambiarlos, simplemente vivir esa melancolía
las horas que dure, así como la felicidad, la tristeza también es un
sentimiento que forma parte del ser humano, y si existe, es porque necesitamos atravesarla
para volvernos más fuertes, madurar, o simplemente valorar lo positivo de la
vida cuando se encuentra en nuestras manos.
Si bien es cierto la depresión
nos lleva a la muerte y la debemos evitar, no está mal pasar un par de días sintiéndonos
tristes, si hacemos una analogía con las cuatro estaciones, la misma seria el
invierno, y necesitamos de este para que salga a la luz la bella primavera,
nazcan las flores, los arboles den sus mejores frutos, los pájaros canten y el
sol brille.
Las lagrimas ayudan a
sacar toda esa mezcla de emociones que tenemos dentro de nosotros, lo que
callamos y se nos hace difícil expresar, un llanto es una buena terapia de
desahogo, ya que llegara un punto en el cual, hayamos sacado todo aquello
interno que nos impide sonreír, nosotros mismos nos daremos cuenta y diremos “ya
no voy a llorar mas” y en ese momento, empezara el cambio.
Entre más negamos la melancolía,
esta crece más dentro de nosotros, a pesar de que tratemos de aparentarla con
una buena cara, nuestra aura nos delatara, será como tener una nube lloviendo
encima de nosotros, la cual nos mantendrá mojados, a pesar de que haya muchísimo
sol alrededor, callar y colocarse un muro solo ayuda a que la tristeza aumente
su tamaño, hasta llegar a un punto en el cual nos tumbe a un hueco muy profundo,
del cual será difícil salir.
Quizás suene poco
atractivo, pero nada mejor para pasar un día triste que la soledad, encerrarse
en un sitio tranquilo, escuchar canciones depresivas, ver la película que más
te haga llorar y comer pura comida fría; el exceso de tristeza hará que el día
siguiente queramos salir corriendo del cuarto, vestirnos con la prenda que
tenga el color más alegre en nuestro closet, y reír.